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Lookbooks
Pubicado el : 29/11/2016 12:13:29
Categorias : Estilo de Vida
El paisaje se tiñe de tonos ocres, los días se vuelven lluviosos y nublados, el frío aprieta, tanto, que debemos hacernos con la ropa de punto más calentita que tengamos… y las castañas asadas salen a la calle, certificando oficialmente que estamos en pleno otoño. El magosto está protagonizado por las castañas, típicas de los meses de octubre, noviembre y diciembre. ¿Son buenas las castañas para los pequeños? ¿Por qué compartir la celebración del magosto con niños?
Se llevan asando castañas en otoño desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, solo en ciertas zonas de España existe la fiesta de las casetas de castañas asadas cada noviembre. Esta tradición responde a varios nombres. Se trata del magosto en el norte de España (Cantabria, Asturias, Galicia), pero en Zamora, Salamanca, Ávila, Cáceres, Badajoz y Toledo es conocida como calbotada. En Portugal también se celebra, al igual que en Cataluña y Aragón, aunque en estas regiones no solo consiste en comer castañas asadas.
Pero… ¿dónde entronca la tradición? Al parecer, la fiesta es de origen celta y por eso en Galicia cuenta con un arraigo importante. Según el Faro de Vigo, las castañas forman parte de la identidad gallega: por un lado, ha sido históricamente un componente fundamental de su dieta y, por otro, también en el s. XVI contribuyeron a dinamizar la economía gallega con su exportación tras el descubrimiento de América.
La tradición dicta prender fuego e instalar sobre las brasas un cilindro metálico con agujeros donde se depositan las castañas cuya corteza habrá sido cortada previamente para que no exploten. De esta manera, dos conceptos participaban de la fiesta: el de la magia ligada al fuego y el de ser un símbolo de agradecimiento de los frutos de la cosecha más allá del verano.
Los paseos por las ciudades de estas zonas en otoño suelen estar salpicados de puestos de castañas, que suelen llamar mucho la atención de los niños. Las castañas pueden ser un aporte extra para la dieta de los niños en otoño. Debemos estar vigilantes siempre con los más pequeños y, cuando tengamos dudas, optar por hacerles partícipes de la fiesta de las castañas asadas, pero triturarlas para que las coman sin mayores complicaciones.
La castaña se consume cruda, cocida, asada y confitada como parte de panes y bollería. Entra dentro de la familia de los frutos secos, pero no comparte con ellos su valor nutricional. Y es que las castañas son ricas en hidratos en carbono, pero contienen pocas grasas. Este panorama contrasta con el de los frutos secos en general, que suelen tener gran cantidad de grasas (insaturadas, por lo que son las saludables; aunque siguen siendo grasas) y menos hidratos de carbono que las castañas. Por ello, las castañas son un excelente aperitivo para recargar energías en el otoño.
Sin embargo, su valor nutricional no se queda solo ahí, puesto que las castañas aseguran un importante aporte de antioxidantes. Según Eroski Consumer, “contienen ácido elágico, que tiene capacidad para proteger la piel, ya que evita la destrucción del colágeno y la inflamación de las células cutáneas por exposición continuada a los rayos ultravioletas que la dañan”.
La forma más común de consumirlas es tostadas o asadas, lo que aumenta la concentración de aminoácidos, de proteínas y fibra, pero tienen menor aporte de calcio, potasio y magnesio. Por todo ello, implicar a los niños en el magosto o calbotada es una magnífica idea tanto desde el punto de vista cultural como desde el nutricional. ¡A disfrutar de las castañas se ha dicho!
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