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Lookbooks
Pubicado el : 19/01/2017 13:21:21
Categorias : Salud
¿Qué factores hacen que unos niños sean más inteligentes que otros? Esta es una pregunta que intriga tanto a nosotras, madres, y a los científicos y académicos quienes arrojan de vez en cuando algo de luz que nos ayude a comprender al ser humano. En uno de esos momentos lúcidos, descubrieron que los niños con mal humor ocasional perciben de manera distinta el mundo y tienen unas capacidades mejor adaptadas para afrontar con éxito las dificultades.
El estudio que nos ocupa hoy está dedicado a la relación entre el físico y la inteligencia, cómo afecta a los niños y su desarrollo. Y es que una de las conclusiones que ha publicado la investigación llevada a cabo en la Universidad de Edimburgo es que el tamaño de la cabeza de los bebés influye favorablemente en la inteligencia que terminan desarrollando cuando crezcan.
El hecho de que los bebés con un tamaño de cabeza más grande que otros fuesen más inteligentes se había considerado un mito. Pero veamos en profundidad lo que nos dice este estudio:
El estudio, publicado en la revista científica “Molecular Psychiatry”, analizó la conexión entre los resultados de test cognitivos y de inteligencia con rasgos físicos ligados a la salud de los participantes para ver cómo se relacionaban.
Los investigadores utilizaron la “UK Biobank”, una base de datos que almacena información de más de 500.000 individuos en Reino Unido de los que se utilizaron más de 100.000 perfiles. Con ella pudieron comparar datos como el tamaño de la cabeza cuando eran bebés, el volumen intracraneal, la salud de las arterias coronarias, el Índice de Masa Corporal y la capacidad cognitiva de los niños, entre otros factores.
La herencia genética de los padres, que es la que decide el tamaño del cerebro, influye moderadamente en las capacidades cognitivas de los pequeños y los hace más predispuestos a que consigan mejores resultados académicos. Según la Organización Mundial de la Salud, las medidas medias del tamaño de la cabeza de los bebés son de 36 cm. para los niños, mientras que las niñas de media tienen un diámetro craneal de 35 cm.
Por supuesto, no solo la genética influye en la inteligencia de los niños: su entorno, las relaciones sociales y la educación son claves. Según Kendra Lechtenberg del Instituto de Neurociencia de Standford, “la inteligencia probablemente depende mucho más de cuán efectivas son las conexiones cerebrales y de cómo se comunican las diferentes partes del cerebro”.
Pero, ¿qué es la inteligencia? En este tipo de estudios se relaciona básicamente con el rendimiento escolar y los resultados obtenidos en exámenes que abordan distintas áreas de conocimiento: matemáticas, compresión lectora…
Sin embargo, el psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard Howard Gardner formuló la teoría de las inteligencias múltiples, habiendo en total 8 tipos de inteligencias diferentes:
La clave, por tanto, recae en la estimulación, que es realmente el componente de la inteligencia que podemos modular. Es algo que ya se está llevando a cabo con bebés y niños.
De hecho, según comenta Rocío Ramos-Paúl (más conocida por su programa “Supernanny”), “en la actualidad, hemos aprendido a darle mayor importancia a la infancia y hemos estimulado más a los niños. Ahora son más listos, son capaces de contestar o razonar cuestiones que antes no podían y tienen más capacidad de entender las cosas. Esto es buenísimo, porque les hemos hecho más inteligentes”.
Si atendemos a las inteligencias múltiples que señala Gardner, no es extraño que la música sea positiva para los niños, al igual que la lectura o ejercitar las capacidades artísticas. El hecho de que rasgos físicos como el tamaño de la cabezaestén relacionados con sus futuras capacidades abre la puerta a poder determinar más exactamente la intensidad de estimulación que necesitan los pequeños.
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